La infiltración muscular permite el diagnóstico y tratamiento de dolores en bandas musculares. Mediante esta técnica, se realiza:

-Aplicación de botox (toxina botulínica tipo A) que prolonga la mejoría de un cuadro doloroso, ya que actúa localmente produciendo una parálisis muscular temporal sin lesiones físicas.

-Aplicación de plasma rico en factores de crecimiento que permite -a través del uso de sangre del mismo paciente- regenerar tejidos y disminuir los síntomas que afectan la funcionalidad de la persona.

-Inyección de puntos gatillo. Se trata de la administración de medicamentos en puntos dolorosos, entendidos como un nudo duro y doloroso en la fibra muscular, con el fin de relajar el músculo. Esto puede ayudar a aliviar el dolor y por tanto mejorar el movimiento y de esta forma, posibilitar fortalecer el músculo y favorecer la recuperación.

La infiltración articular corresponde a la suministración de medicamentos en las articulaciones, precisamente para tratar dolores articulares con el fin de aliviar y mejorar la funcionalidad de dicha parte del cuerpo.

La causa más común de este tipo de dolor es la artrosis u osteoartrosis, enfermedad que implica la degeneración del cartílago articular y el surgimiento de dolor, así como limitaciones de movilidad de la zona afectada. Esta técnica también es utilizada para la artritis, tendinitis, capsulitis y/o bursitis. Rodilla, hombro y cadera son las partes del cuerpo que con más frecuencia sufren de este tipo de afección.

Se administran corticoides o viscosuplementación con ácido hialurónico, lo que sirve para disminuir considerablemente el dolor y mejorar la funcionalidad de la articulación. Asimismo, la inyección de plasma rico en plaquetas -la que ayuda a regenerar cartílagos- también es otra vía para tratar este tipo de dolencias.

El bloqueo nervioso de nervios periféricos sirve para aliviar el dolor a través de la interrupción de las señales que son enviadas al cerebro. Este consiste en la inyección medicamentos alrededor de un nervio.

Este procedimiento puede ser:

-Temporal (con anestésicos locales): lo que aliviará completamente el dolor en un plazo de tiempo específico y favorecerá el desarrollo de otros tratamientos complementarios como la rehabilitación.

-Prolongado (con agentes neurolíticos): el cual es usado para dolores de origen oncológico en etapas avanzadas, ya que se destruye la fibra nerviosa para conseguir el bloqueo prolongado.

Se recomienda esta técnica para dolores neuropáticos o de origen nervioso. Sin embargo, puede ser utilizada para cualquier tipo de dolor.

El bloqueo epidural corresponde a la inyección de una mezcla formada por un corticoide, un anestésico local y suero fisiológico en el espacio epidural. Además de ser una usada en los partos, a través de esta técnica se puede tratar dolor crónico lumbar, ciático, discogénico, de hernia discal, estenosis de canal, entre otros.

El bloqueo facetario consiste en la administración de anestésicos locales y agentes antiinflamatorios de acción lenta en la articulación facetaria o vertebral posterior. Se utiliza para dolor lumbar, dorsal o cervical.

El bloqueo del sistema nervioso simpático se realiza a través de la administración de anestésicos locales y neurolíticos, tales como alcohol o fenol, en las zonas cercanas a las estructuras nerviosas que abarca el dolor. Generalmente se usa para el tratamiento de dolores abdominales, principalmente originados por cáncer de páncreas.